Alberto Fujimori en las Grandes Biografías de Zafarrancho Vilima

Zafarrancho Vilima

Hoy recordaremos a un personaje de la vida política de allí que no ha llegao a las uvas por no ponerse una rebequita. Hoy hablaremos de Alberto Fujimori en español, Ken’ya Fuyimori en japonés con patada baja, Alberto Kenya Fujimori Inomoto pa’r pago a plazos de la nevera en El Corte Inglés. El pequeño Alberto nació en Lima, Perú, el 26 de julio de 1938 y la infancia bien, porque si llega a nacer en Estados Unidos no le salva del campo de concentración pa japoneses ni Doraemon. Y es que Alberto tenía losojo como dos puñalás en un tomate porque sus padres eran japoneses, de Japón, Japón que emigraron a Perú pa viví mejó. Su padre fue mu listo y pa que su niño tuviera la doble nacionalidad por nacimiento y no tuviera que elegir, lo inscribió primero en el koseki, que podría ser un jersey con cuello de pico pero en verdá es el padrón de los japoneses. Luego lo inscribió en el peruano, que por primera vez el del registro echó de menos a un Espiderman Jesús o un Juan Jandre. Como ellos se creían que eran de clase media, Alberto estudió en un colegio de monjas concertado. Como nuestro pequeño Nobita era más listo que el que le hace la declaración de la renta a Amancio Ortega, en 1957 se metió en la Universidad graduándose como ingeniero agrónomo en 1961 y siendo el primero de su promoción. En 1964 se fue a Francia para estudiar Física Pura y en 1969 se sacó un máster en matemáticas en la universidad de Wisconsin-Milwaukee. Pero no se dejen deslumbrar, que si el sobrino le pedía que le explicara cómo se hacía una raíz cuadrada, él tampoco se acordaba. Luego volvió a su universidad donde lo nombraron decano en 1984 y rector un poco más tarde. Incluso participaba en un programa de debates en la Televisión Española de ellos. En la década de los 80 las Fuerzas Armadas del Perú parecían las Fuerzas Armadas de otro país porque se la estaban dando mortal a los peruanos y Alan García, presidente desde 1985, colapsó la economía. En las elecciones de 1990 aparecieron dos candidatos para solucionar los problemas del país, Mario Vargas Llosa y un desconocido Alberto Fujimori. Antes de ganar las elecciones, Alberto hizo un Villarejo a través del SIN, el CSIC de ellos y polémicos negocios inmobiliarios con evasión fiscal de la mano de Vladimiro Montesinos. No me digan que no fue un currante, que hasta adelantó trabajo sin saber si saldría elegido. Ya cuando fue presidente se le lió con lo de los derechos humanos, la democracia, los golpes de estado y las dictaduras hasta el año 2000, que se disfrazó de Chicho Terremoto y huyó a Japón desde donde renunció a la presidencia por fax. En esta época Alberto tenía tó la cara de Murakami, pero con pelos blancos muy largos en las cejas. Al final lo trajeron de vuelta a Perú tirando de las patillas y lo condenaron a 25 años de cárcel aunque en el 2023 lo dejaron irse a su casa. Fujimori no se puede poner este año los calzoncillos rojos porque nos dejaba el 11 de septiembre de 2024, a los 86 años, aunque ustedes podrán recordarlo cuando compren a plazos una nevera en el Corte Inglés o vean un capítulo de Chicho Terremoto.